Anualmente 2.3 millones de personas a nivel mundial son víctimas de accidentes o enfermedades de trabajo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ante estas cifras, se hace cada día más necesario contar con una eficiente gestión de riesgos, que permita eliminar y/o minimizar todos los peligros existentes dentro del ambiente laboral.
Se entenderá por Gestión de Riesgos el proceso sistemático de identificar los peligros en el ámbito laboral, evaluar el riesgo e implementar medidas de control para contar con un lugar de trabajo seguro.
Dentro de la gestión de riesgos, se encuentran dos elementos de suma importancia: el proceso de evaluación, el cual contempla el análisis del riesgo y la valoración del éste, y el control de los riesgos, que consiste en la aplicación de acciones para eliminar o disminuir los efectos de la situación de peligro. Todo ello se realiza a través de tres etapas:
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Identificación de peligro: detectar cuál es el agente que eventualmente podría ocasionar un daño.
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Estimación del riesgo: su objetivo es determinar la probabilidad de ocurrencia del evento peligroso y las consecuencias o severidad del mismo.
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Valoración del riesgo: en esta se estima la magnitud del riesgo al cual se está expuesto, esto se realiza basándose en la relación entre la probabilidad y consecuencia estimadas.
Si el riesgo detectado está o no en los límites de tolerancia establecidos en la legislación o reglamentos internos, se determinarán las acciones de control o prevención, pertinentes al caso. Esquemáticamente, el proceso de evaluación y gestión del riesgo puede representarse de la siguiente manera: